Los problemas locales requieren soluciones locales, pero con una perspectiva internacional. Desde el centro de California hasta Sudamérica, desde Reino Unido hasta Camerún, los líderes de hoy y los talentos del mañana están escribiendo y reescribiendo la historia de la biología sintética: qué significa dedicarse a la ciencia, qué significa innovar y cómo pueden repensar estos conceptos a partir de su propia experiencia histórica. A partir de esta especificidad surge la universalidad de la nueva frontera de la biología sintética, la que promueve la equidad al no sólo poner en el centro a la gente que crea y “hace” ciencia, sino también a quienes se benefician o se ven afectados y afectadas por esas mismas creaciones.

Esta serie de conversaciones retrata a líderes que se esfuerzan por construir una visión de la biología sintética que sea más local, pero también más internacional, e imaginan un futuro en el que un acceso más amplio y equitativo a la ciencia devenga en una inenarrable cantidad de posibilidades para comunidades del mundo entero.

Beneficial Bio

Jenny Molloy y Stephane Fadanka

Beneficial Bio, una red de iniciativas sociales con sede en Cambridge, Reino Unido, y en Yaoundé, Camerún, está encabezada por científicos que usan la biología del mañana —reactivos, propiedad intelectual, hardware, normativas, finanzas y demás— para contribuir a crear una bioeconomía que sea más autosustentable, abierta y equitativa, tanto en África como en el resto del Sur global. Muchas de estas herramientas se desarrollan por medio de alianzas académicas con el Open Bioeconomic Lab, situado en la Universidad de Cambridge.

Aishani: ¿Qué los inspiró a crear Beneficial Bio?

Stephane Fadanka: Cuando trabajaba como científico en Camerún, era difícil tener acceso oportuno a reactivos y a veces incluso hasta a equipo de laboratorio, lo cual retrasó mi graduación. En la colaboración con Beneficial Bio y el MboaLab [un makerspace y laboratorio comunitario en Camerún] estamos buscando una solución a ese problema que muchas personas hemos enfrentado. Uno de nuestros planes es hacerlo a través de transferencia de tecnología que nos permita producir nuestros propios reactivos y proteínas a nivel local. En Camerún, casi toda la biomanufactura está destinada a la industria; y, aunque nuestros avances en biomanufactura de enzimas son apenas el primer paso, nos enfocamos en él porque es un problema tangible e inmediato. El segundo es la educación: capacitar a jóvenes investigadores e investigadoras y a estudiantes locales para que adquieran habilidades biotecnológicas básicas, y fomentar que la gente comparta sus aportaciones biológicas con nuestra Red de Colaboración de Reactivos (RECLONE, por sus siglas en inglés) para facilitar el acceso a ellas.

Aishani: ¿Qué hay en puerta para el MboaLab y para ti?

Stephane Fadanka: La principal meta es resolver el problema de acceso a reactivos al ofrecer productos locales de forma asequible, oportuna y competitiva, en lugar de tener que depender de las grandes farmacéuticas. En el laboratorio tenemos tres departamentos —ingeniería, biotecnología y comunicación— y queremos aumentar su capacidad, mejorar las técnicas, seguir superando desafíos en el contexto de la producción local y hacer la transición de la expresión de proteínas celulares a un trabajo que no requiera el uso de células. La segunda parte implica incorporar a legisladores y tomadores de decisiones en la ecuación. ¿Cómo desarrollamos una relación adecuada con las autoridades locales para no estar solos en esto? Así podemos llegar a más gente, lo cual siempre es importante. El objetivo es crear una red de personas que puedan apoyarse entre sí.

Aishani: En la práctica, ¿cómo se forjan alianzas a través del Open Bioeconomy Lab?

Jenny Molloy: Hay que hablar con potenciales colaboradores y asegurarse de que todas las partes involucradas estén de acuerdo con lo que quieren obtener de dicha colaboración. En Camerún hay centros de investigación biotecnológica bien establecidos, pero nos pareció mejor crear algo independiente, con su propia cultura, basado en nuestros valores compartidos y que se vinculara estrechamente con iniciativas sociales a través de Beneficial Bio y con las iniciativas comunitarias que MboaLab desarrolló a lo largo de muchos años. Aun así, en general trabajamos dentro de estructuras e instituciones. Por ejemplo, uno de nuestros aliados, el Instituto Etíope de Biotecnología, conjuga la biotecnología con otras tecnologías emergentes, como la automatización, la IA y la robótica. Nos entusiasma mucho su misión orientada al desarrollo que implica convertir la biotecnología en un bien público de la nación, además del sólido apoyo que recibe del gobierno. Lo más importante es tener un grupo de gente con una visión en común de cómo usar la biotecnología, forjar equidad, disminuir la dependencia y apuntalar la autonomía local. Aunque haya distintas estructuras organizacionales, basta con alinear la visión y los valores; puedes construir un laboratorio y hacer lo demás en torno a él, pero no tendrás éxito si no cuentas con respaldo del liderazgo local.

Aishani: Ustedes aspiran a que la ciencia sea un “bien público”. ¿Qué significa eso y por qué es importante?

Jenny Molloy: Implica que haya un camino accesible para que la gente de ciencia y los tomadores de decisiones a nivel mundial determinen el rumbo que toma la tecnología. Una inquietud central es la capacidad de las personas para tomar decisiones con respecto a lo que es importante en su contexto y con respecto a los beneficios reales y potenciales de la biología. Por ejemplo, los grupos de investigación en el Sur global aprovechan la increíble biodiversidad propia de su país —como plantas medicinales o bacterias extremófilas— y suelen recolectar información al respecto, pero el análisis de los datos lo suelen hacer colaboradores internacionales por cuestiones de financiamiento y otras limitaciones. Todos los países deberían tener los recursos económicos y técnicos necesarios para aprovechar esa biodiversidad y convertirla en algo útil a nivel local, de modo que la economía crezca y el sistema de salud mejore durante todo el ciclo de vida de la innovación. En estos momentos, el poder y la agencia para perfilar la biotecnología están distribuidos de forma muy dispareja. Que la biología sea un bien público implica que este poder se diversifique a nivel mundial. Implica hacer experimentos y generar conocimiento a nivel local, que los resultados de las investigaciones y el desarrollo de tecnología sean más accesibles por tratarse de investigaciones y tecnologías de libre acceso. Implica que los sistemas mundiales de ciencia e innovación sean más equitativos y prioricen la autonomía y la biotecnología locales para beneficio de la sociedad.

Xinampa

Ana Ibarra, Corinne Okada Takara, Melissa Ortiz, Omar Perez

Xinampa es una organización comunitaria de Salinas, California, que busca construir una bioeconomía fundamentada en “la justicia, la democracia y la libertad para las siguientes siete generaciones”. Para consumar su visión, Xinampa organiza diversos eventos comunitarios y destina buena parte de sus recursos al alcance comunitario, con la esperanza de brindarle a cada individuo la capacidad de crear por medio de la biología.

Aishani: El lema de Xinampa les rinde tributo a siete generaciones previas y futuras. ¿Qué significa eso y por qué es importante?

Xinampa: Algunos pueblos indígenas, en particular los iroqués, hacen planes pensando en las siete generaciones previas y en las siete generaciones posteriores para asegurarse de tomar en cuenta las perspectivas tanto de los ancestros como de los descendientes. Y nuestro lema tiene que ver con promover esa óptica. Por lo regular, cuando se hace ciencia, se hace desde el “yo” presente; nuestra óptica, en cambio, está orientada hacia la actualización comunitaria y en cómo eso deviene en conversaciones intergeneracionales perpetuas. En el contexto de la juventud de Salinas Valley, nos enfocamos en hallar estrategias para incorporar el conocimiento comunitario y cultural existente en estas conversaciones sobre biotecnología y en darles el micrófono a voces que hasta la fecha no han sido escuchadas.

Aishani: La pandemia de covid-19 ha evidenciado varias de las inequidades existentes en el ámbito científico en general, relacionadas con la forma en que se ha construido la ciencia y con las personas que tienen acceso a ella. ¿Qué deberíamos estar haciendo para cerrar estas brechas?

Xinampa: Hablar sobre el futuro de la biotecnología y la bioeconomía requiere que aprendamos cómo [las transformaciones tecnológicas previas] han afectado a la gente y que intentemos mejorar a partir de ahí. Y esto debe tener un fuerte componente de equidad. Al estar tan cerca de Silicon Valley vemos lo que ha hecho la industria de la tecnología, para bien y para mal, y cómo los aspectos negativos han afectado principalmente a las comunidades racializadas. Se ha convertido en un problema de acceso, ya sea en términos de recibir la educación adecuada o de encontrar un lugar en la industria, así que sigue latente la necesidad de hacer un esfuerzo genuino por tener un impacto positivo en las comunidades, o al menos por fortalecerlas de algún modo y prepararlas mejor para el futuro. La equidad tiene mucho que ver con el acceso. Por ejemplo, la forma en que la gente lidió con la pandemia tuvo mucho que ver con su acceso a equipo de protección personal y atención médica. Otro componente es el alfabetismo: saber cómo hablar sobre las cosas, cómo participar en conversaciones en el salón de clase y fuera de él, y sobre todo ser capaz de genuinamente verte ahí. También se reduce a quién decide qué preguntas se hacen. Hasta la fecha, las personas más afectadas por la ag-tech (la tecnología agropecuaria) y la biotecnología son los jornaleros; no obstante, ellos no forman parte de la discusión. Necesitamos introducir el vocabulario científico a las familias y las comunidades, y al mismo tiempo insistir en que la biotecnología asuma una definición más amplia de sí misma.

Aishani: ¿Cómo se deben escalar las iniciativas para que la biología sintética y la ciencia sean más equitativas? ¿Qué papel desempeñan las políticas públicas en este esfuerzo?

Xinampa: Éramos de la idea de que “si lo construyes, vendrán a ti”, pero con el tiempo nos dimos cuenta de que, si no cuentas con aptitudes que encajen en esos espacios, entonces se quedan vacíos. Por ende, pasamos de meramente construir un laboratorio a enfocarnos en alfabetizar y desarrollar la curiosidad. Esto implicaba trabajar dentro de círculos activistas y ser buenos vecinos; el activismo y la construcción de buenas relaciones ha permitido que la gente esté dispuesta a sentir curiosidad por la biotecnología, la tecnología agropecuaria y el biodiseño. Escalar implica forjar relaciones pertenecientes a la comunidad en la que quieres operar. Si hablamos de la posibilidad de obtener apoyo de funcionarios electos, el tema se reduce al dinero. Es grave la falta de financiamientos a espacios como los laboratorios comunitarios y los programas extracurriculares, y a ámbitos en donde se inculca y se aprende la intersección entre biología, tecnología, bioingeniería, biología sintética y lo que en el mundo de habla inglesa se conoce como STEAM [ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas]. Por otro lado, un aspecto que sería importante explorar es el mejoramiento de la regulación para proteger a los obreros y salvaguardarlos de la explotación. ¿Cómo podemos crear leyes seguras y equitativas para proteger a los trabajadores más que a las corporaciones? Necesitamos invertir en sistemas e instituciones que traigan consigo una preparación de siete generaciones antes de enfocarse en la intersección de lo que en esencia son cuestiones de justicia y de atajarlas de frente como comunidad. No nada más eres científica, bioingeniero o biodiseñadore; también eres activista porque no puedes nada más hablar de ciencia y dejar de lado la justicia ambiental, racial, social y económica.

iGEM Design League

Daniel Domínguez Gómez, Maria Astolfi, Ricardo Chavez

iGEM Design League es una nueva competencia iGEM para estudiantes latinoamericanos que gira en torno a la fase de “diseño” del ciclo “diseñar-construir-probar”, con la finalidad de que más personas conozcan la biología sintética mientras se abordan problemas locales. Con este enfoque de diseño localizado, iGEM Design League espera que más gente se familiarice con las posibilidades de innovación dentro de la bioeconomía latinoamericana y resaltar de qué formas interviene ya la biología sintética en la comunidad.

Aishani: ¿Cómo surgió la idea de iGEM Design League?

iGEM Design League: Nos dimos cuenta de que gente de algunas comunidades no podía participar [en iGEM] porque no tenía acceso a un laboratorio o no tenía asesores o financiamiento adecuados. La pandemia nos dio la oportunidad de hacer una pausa y analizar a fondo el statu quo, y se nos ocurrió una nueva experiencia para romper barreras y enfocarnos más bien en la gente local que soluciona problemas locales, concentrándonos únicamente en la fase de diseño del ciclo diseñar-construir-probar. En esencia, es un esfuerzo por parte de iGEM para que la biología sintética sea más accesible; es una apuesta al futuro y un empujón educativo. Y, al darle a la gente las herramientas y las alianzas adecuadas para tener un impacto duradero, conlleva una nueva perspectiva que podría ser muy poderosa para la biología sintética del futuro. Nos emociona mucho incorporar una perspectiva internacional a esta conversación, al mismo tiempo que reforzamos su identidad latina.

Aishani: Cuando la gente piensa en el mundo de la biología sintética y la biotecnología, por lo regular lo asocian con San Francisco, con Cambridge, Massachusetts, y con unas cuantas ciudades más. Para quienes no saben mucho del tema, ¿qué tiene de especial y único promover una perspectiva latinoamericana de la biología sintética?

iGEM Design League: En cierto modo, Latinoamérica lleva siglos trabajando con biología y tecnología, pero quizá de formas que no encajan con el modelo que consideramos propio de la biología sintética. Por ejemplo, en Manaos, Brasil, se diseñan y cultivan prendas y cosméticos naturales. Es el cuento de hadas de la biología sintética hecho realidad. Es común oír eso de que hay una inmensa biodiversidad en Latinoamérica, pero la verdadera pregunta es qué estamos haciendo con esa biodiversidad. Si mantenemos una mentalidad extractivista, aunque esté enmarcada por un uso sustentable de los recursos naturales, la relación siempre será de explotación. La biología sintética tiene la capacidad de cambiar nuestra percepción de los recursos naturales, de desarrollar mejores sistemas para sintetizar a través del diseño, en vez de sólo implementar formas de usar los recursos. Es necesario atajar estos talentos y biodiversidad increíbles de otra manera: necesitamos capacitar a la gente para que cuente su propia historia, en lugar de decirle cómo hacer biología sintética.

Aishani: ¿Cómo puede Design League hacer que la competencia iGEM sea más equitativa?

iGEM Design League: En primer lugar, hay que reconocer que no tenemos todas las respuestas y prepararnos para aprender de una amplia gama de comunidades y puntos de vista. Aún queda bastante por hacer para democratizar la biología, crear comunidad y aumentar la accesibilidad. En estos ámbitos hay muchas oportunidades para el diseño. ¿Qué tan provocadora es la idea de que se puede hacer diseño biológico en cualquier parte sin tener que hacer pruebas ni desarrollo? Con apoyo de fundidoras que operen con base en esos diseños, descentralizamos el proceso, lo cual es un potencial modelo futuro basado en alianzas y colaboraciones internacionales. Así se desglosan los pasos de este ciclo de crecimiento e incorporan más voces a la fase del diseño. Después de 17 años de empoderar estudiantes en el mundo entero, iGEM ha demostrado lo que se puede lograr. Ahora, la pregunta es: ¿qué pasaría si cada año damos rienda suelta a la creatividad de mil latinos? Aún no sabemos la respuesta, pero será increíble y con suerte servirá de modelo para otros proyectos.

Aishani: Para concluir la entrevista, queremos hacerle a cada equipo la misma pregunta. ¿Qué esperan que favorezca la equidad en el ámbito de la biología sintética?

Beneficial Bio

Jenny Molloy: Que los desafíos que estamos intentando resolver se graben en la conciencia colectiva mundial del mismo modo que lo ha hecho el acceso equitativo al diagnóstico y a las vacunas como consecuencia de la pandemia de covid-19, y que esto devenga en apoyo para que el ecosistema entero pueda sobreponerse a ellos.

Stephane Fadanka: Que veamos a África involucrada en la biología sintética sin límites ni fronteras, y que sea accesible para todo el mundo. Que sea para la mayoría, no para unos cuantos.

Xinampa

Ana Ibarra: Que sea posible hallar financiamiento adecuado y equitativo para desarrollar fuerzas laborales y organizaciones comunitarias, así como organizaciones que cierren la brecha entre la academia, la industria y la comunidad.

Corinne Okada Takara y Melissa Ortiz: Todos los programas de biodiseño que se están desarrollando… son una gran ancla para atraer a la juventud de Salinas. Y nos emociona esforzarnos por encontrar formas de ampliar este alcance y que se haga de forma presencial.

Omar Perez: Un despertar continuo de la comunidad para que se adueñe de esta industria; es decir, que no sólo tengan un lugar en la mesa, sino que la encabecen.

iGEM Design League

Daniel Domínguez Gómez: Ver a más jóvenes interesados y apasionados por la biología sintética, que usen su creatividad para idear soluciones a problemas locales con una perspectiva internacional y que sirvan de inspiración (como personas y con sus proyectos) para las generaciones del futuro.

Maria Astolfi: Empoderar a estudiantes y a nuevas comunidades y puntos de vista a través de la colaboración internacional.

Ricardo Chavez: El resultado de nuestro enfoque regional, el impacto que podría tener en la región, sobre todo porque iGEM ya ha demostrado lo que se puede hacer a nivel mundial.

Las entrevistas fueron editadas con fines de brevedad y claridad.